El clima y las armas de seducción en el branding

Clima, la atmósfera en branding

Crear una atmósfera para aquello que ofrecemos o vendemos es importante para atraer a las personas

En el arte de la seducción, la atmósfera donde se desarrolle la acción es clave para el éxito, para que la otra parte sucumba. Si hablamos del amor y su conquista sabemos perfectamente, sea por experiencia propia o ajena, que para hacer que alguien caiga en nuestras redes, debemos crear la atmósfera adecuada ayudándonos de las palabras, la música, la luz, los olores, los sabores, el tacto… Debemos escoger el lugar, el momento, el modo y, por supuesto, el quién, para atraerlo.

El branding es un acto de seducción continuo. Un ente (la marca) trata de seducir a su público (clientes, compradores, seguidores) para que se quede con ella y no con otra, para que la escoja, la quiera, la consuma, presuma de ella y la recomiende.

El clima en el branding

Para Sígaris, ese ambiente de seducción de la marca es el clima, la segunda palabra clave de las tres: coherencia, clima y percepción. La coherencia es un modo de hacer y representar las cosas para que todo vaya en línea, una imagen única que dé confianza a las personas.

El clima es lo que procuro para las marcas dotándolas de una personalidad y forma de hacer que envuelva a las personas y las haga sentir atraídas.

Esa atmósfera es más que una marca gráfica (esa ayuda por supuesto), es una construcción sólida con una extensión en forma de sistema de marca que le permita comunicarse en diferentes soportes y planos.

Pero la base son los valores de la marca y las personas que la forman, porque, al fin y al cabo, son quienes ponen en marcha la creación del mejor ambiente. Son quienes van a atender a las personas con su sonrisa (aunque llevemos mascarilla), quienes responden a llamadas o correos, quienes empaquetan los productos o solucionan un problema a sus clientes. Son los mayores responsables de crear el clima adecuado para que esa persona se quiera quedar.

Las armas de seducción también son importantes y son las que se crean para esa persona o equipo que representan a la marca. Estas armas pueden tener múltiples formas. La más obvia, cuando se dispone de instalaciones, es crear un espacio atractivo, confortable, adecuado para el tipo de producto o servicio para el público. Mobiliario, colores, texturas, olores, decoración, señalética, iluminación… Son aplicables para conseguir el mejor ambiente.

Armas de seducción en el branding

Más allá del espacio físico están otros puntos como:

  • La palabra. El modo de comunicar y el tono que se emplea en cada soporte o punto de contacto con el cliente; cómo se responde un mail, cómo se redacta una publicación en redes sociales o qué se dice al descolgar el teléfono.
  • La estética. El estilo visual de imágenes, ilustraciones o la ausencia de estas, los colores, los espacios que dan espacio a respirar o no. Son los elementos visuales que usa la marca en piezas gráficas, página web, redes sociales…
  • La estética de las personas que representan a la marca. Y no se trata de belleza, sino de comportamiento y coherencia con la marca para que genere la misma sensación que cualquier otro soporte de esta.
  • Los sonidos y los olores. A veces olvidados, pero que denotan el cuidado y la personalidad de la marca y de quienes la forman.

Son muchos más puntos porque, como siempre digo, cada detalle, hasta el más ínfimo, cuenta para crear la identidad de la marca. Cuando debas tomar una decisión para la marca, como la elección del papel de tus tarjetas, por ejemplo, piensa si transmite lo que debe, si es una de las piezas que construye el clima que atraiga a las personas y las haga quedarse.

Imagen de cabecera azulejos de Quinta da Regaleira, Sintra, Portugal

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