Rediseño o puesta a punto de la marca

Reactivación de la marca para transformarla en un activo de la empresa

«El tiempo no pasa en balde»

Este refrán va bien al tema de la puesta a punto de la marca. El tiempo pasa factura a todos y todo incluidas las marcas. Como si de un coche se tratase provoca desgaste, ineficacia o inercia en la marcha, desfase temporal… En ese momento es necesario llevar  la marca al taller para ponerla a punto de nuevo para hacer que la empresa alcance su destino u objetivos.

 

¿Cómo saber cuándo llevar la marca al taller?

Hay algunos momentos claves que indican que una revisión y puesta a punto es necesaria:

  • Imposibilidad de llegar a los públicos que actúan con indiferencia ante la marca.
  • Deseo de alcanzar determinados públicos a los que la marca resulta invisible o poco atractiva.
  • Necesidad de participar en proyectos de terceras empresas a los que la empresa se presenta como candidata.
  • Estancamiento o caída del volumen de trabajo o ventas de la empresa.
  • Lanzamiento de nuevos productos o servicios.
  • Expansión de la empresa a nuevos mercados o públicos.

Estos son solo algunos momentos en los que es preciso mirar hacia la marca como solución y transformarla en una herramienta que haga a la empresa más eficiente, consistente y atractiva.

 

La puesta a punto comienza con una auditoría de marca. Por un lado se evalúa lo que se ha hecho y lo que se hace respecto a ella en la empresa. Por otro lado se analiza el entorno donde actúa y su sector. Toda la información se evalúa junto a los objetivos de la empresa para diagnosticar qué puntos hay que modificar, cuáles no y en qué grado.

El tratamiento varía según la empresa y sus objetivos. Algo habitual y sencillo suele ser una corrección o rediseño de la marca gráfica que lleva consigo un cambio de lenguaje verbal y visual que se debe reflejar en todas la aplicaciones corporativas. Esto en ocasiones no es más que la punta visible del iceberg de una transformación interna de la visión de la marca para que sea usada y apreciada como herramienta.

El cambio de estrategia de marca, es decir, la reorientación del plan de acción del día a día, cómo usarla, en qué soportes y en qué momento es el cambio más radical que puede sufrir y que puede suponer subir los niveles de conocimiento, aceptación, notoriedad y reputación que llevan a alcanzar nuevos públicos, mercados, un aumento de ventas…

Como cualquier mecánico diré que no hay que llegar a la avería, lo mejor es hacer un mantenimiento continuo a la marca con controles periódicos para saber si está llevando a la empresa a donde debe de ir, eso es la gestión de la marca, un trabajo continuo con la marca.

 

Para esos momentos en los que la marca se ahoga y no cumple sus funciones principales de identificar, diferenciar y posicionar a la empresa, la auditoría de marca traza el camino que debe seguir estratégicamente a nivel de comunicación, verbal, visual y gráfico, la reconduce.

 

Imagen de cabecera pared de ladrillo de la torre del Castillo de la Mota, Medina del Campo.

 

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